Abruzzo (I)

La Vía Salaria Vechia, discurre por las provincias de Lazio y Abruzzo entre olivos, árboles frutales y huertos. Serpentea subiendo y bajando de profundas hondonadas de un verdor intenso que lo cubre todo. De vez en cuando, paramos para recoger moras y manzanas al borde mismo del camino. Pasamos junto a pequeños pueblos donde la vida tranquila y las costumbres parecen seguir su curso. Muchos de ellos, cuelgan de colinas desafiando alturas y obteniendo amplias vistas sobre los valles. Torricella In Sabina, Oliveto, Posticciola, Vallecupola, Varco Sabino… En todos ellos se respira tranquilidad. Es fácil dar con fuentes de agua fresca que manan sin cesar y que refrescan rincones y plazas. Las calles estrechas, se retuercen y sus casas se pegan a las rocas de maneras casi imposibles. Los niños juegan sin miedo a los coches y la gente mayor conversa sosegadamente sentada bajo la sombra de higueras y fachadas de piedra. El silencio es alterado de vez en cuando por un repicar de campanas de iglesias enclavadas en las partes más altas.
Ya en el valle, Cittaducale es un bonito pueblo señorial que conoció tiempos mejores. Grandes palacios y varias iglesias languidecen entre solitarias calles empedradas.
El 6 de abril de 2009, un terremoto asoló la zona central de la península itálica y la ciudad de L’Aquila estaba en el epicentro. Ahora, doce años más tarde, recorremos sobrecogidos unas calles que parecen sacadas de un escenario bélico. La periferia de la ciudad nos recibe aún entre edificios en ruinas y fachadas cubiertas de andamios. No podemos ni imaginar lo que pudo ser esto.
Seguimos camino y llegamos a Paganica y Assergi, en las faldas del Gran Sasso. Este último, debió de ser la joya de la zona. Calles estrechas, placitas, escaleras, puertas de madera y fuentes por todos lados.
Ahora, se encuentra medio abandonado. Sus vecinos, que tuvieron que improvisar otro pueblo al lado, se sienten olvidados por unas instituciones que no hacen nada.
Afortunadamente quedan unas pocas personas decididas a no dejarlo, rehabilitando con mimo sus casas y algunas calles.

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